martes, 16 de marzo de 2010

DESCONTROLADO

El golpe del clásico no lo pudo mimetizar este conjunto de Jorge Vivaldo. En lo futbolístico careció de todo. Padeció la ausencia de Díaz, tuvo excesiva confianza en Pagés, quien falló en el primer gol y le faltó de mitad de campo hacia delante, profundidad, arrestos individuales, y planteo ya que no se entendió bien el trabajo de Prado.
La imagen que queda es la del descontrol. El final con insultos hacia un árbitro que quiere ser más protagonista que los jugadores, piñas, hecatombe e informe hacia Farina, Luís López y Fede Crivelli.

La situación post Los Andes lo superó a Temperley y a un técnico capaz, pero extremista, que pasa muy rápido de la excitación y ansiedad, a la tristeza y la desazón.
Defensores de Belgrano fue de principio a final superior a un conjunto que entró con los brazos bajos. De la mano de Becica, Maxi Ceratto y Alejandro García, los de Della Picca crearon situaciones y pudieron haber llegado a marcar mas diferencia en los 45 iniciales.
Tessoro poco, Funes casi sin compañía y una defensa que en Guiñazú tuvo su punto mas alto, pero Hernán Pagés y su confianza por las nubes, que esta vez le jugó una mala pasada.
El amanecer del cotejo fue trabado, allí el “Gasolero” contó con alguna oportunidad pero sin poder definir. Los locales arrimaban con Paez y Becica, y explotaban por derecha con García y Ceratto.

A los 26, Pagés salió tranquilo, perdió contra García que se asoció con Conocchiari y definió ante la salida de Crivelli.
Un baldazo de agua fría, otro golpe directo al corazón que caló demasiado hondo en un equipo sin respuesta anímica y futbolística.
La segunda mitad lo encontró en el campo de juego a Zanello por Prado que estaba amonestado. Luego ingresó Sergio López por Carreira lesionado, pero poco hizo el juvenil
De la mano de Zanello, los de Vivaldo llegaron con poca claridad pero inquietó a un Defensores que apostó a la contra. Maxi de mitad de cancha casi sorprende a Sanzotti en lo mejor del visitante en el encuentro.

En las réplicas, el “Dragón” estaba más cerca que el “Celeste” y los 46 fue el minuto que desencadenó una batalla campal.
Alejandro García le cometió falta a Farina que no cobró Barraza; el delantero llegó cara a cara con Crivelli y se la cedió a un Ceratto que solo la empujó.
La furia de los jugadores de Temperley se plasmó primero con un pelotazo que Crivelli le tiró al árbitro. Segundo con Farina expulsado tras increpar de manera grosera al que imparte “Justicia”. Después algunas palabras de más de los jugadores locales, se desató el descontrol con Crivelli a la cabeza que fue el primer en golpear. Después eran tantos que no se pudo vislumbrar quienes pegaron y quienes separaron.

La vergüenza de un pobre operativo policial y de un estadio donde los plateistas saltaban a la cancha para “plantarse de manos” contra los futbolistas visitantes.
Temperley es un equipo extremista como su entrenador. Cuando todo le va bien y reina la tranquilidad, plasma rendimientos superlativos como contra Almagro. Ahora cuando la cosa viene mal, llega a esto, el descontrol, la hecatombe y un futuro poco próspero, si no puede superar ese gol de Luís Rodriguez.

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